lunes, 5 de octubre de 2020

PRIVACIDAD 3

CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO Y COMIENZO DE LA EDAD MEDIA


“Antes del mar y de las tierras y, el que lo cubre todo, el cielo,

uno solo era de la naturaleza el rostro en todo el orbe,

al que dijeron Caos, ruda y desordenada mole

y acumuladas en él,

unas discordes simientes de cosas no bien unidas.

Ningún Titán todavía al mundo ofrecía luces, ...”

Ovidio, Metamorfosis, Invocación, Libro Primero

(publicación original año 8 d. C)


¿Por qué ver el tema de la privacidad a través de la historia?

Tomar distancia con el presente, facilita ver cómo ocurren los cambios en perspectiva. La historia no se repite, pero sí los sentimientos y las pasiones que mueven a las personas.

El fín del imperio romano y comienzo de la edad media, fue un momento bisagra entre un mundo que terminaba (la antigüedad) y otro que comenzaba (la cristiandad en occidente). En este mismo sentido, se puede afirmar que el momento actual también es bisagra.

La decadencia y caída del Imperio romano: generalmente se atribuye a las invasiones bárbaras, pueblos extranjeros  que comandados por Alarico, saquearon Roma por primera vez en el año 410 d.c. y se asentaron en Hispania.

Como Roma no había tenido rival, ni competidor,  se había generalizado la opinión de que la ciudad  eterna, capital del Imperio, su civilización y su sistema político eran todos por igual inmortales. 

A raíz de esto, el saqueo se vivió como algo conmocionante, insólito, inesperado, e inimaginado.

Trajo como consecuencia la ruina en la población, y hubo catástrofe social y política, pero no sólo por el ataque exterior, sino, y es importante tomarlo en cuenta, porque hubo, en gran parte,  apatía social de los romanos. O sea, se podría decir también que la caída del imperio se debió a esta actitud de cansancio.

El que había sido el imperio más importante conocido hasta entonces, que había ocupado la cuenca mediterránea hasta Gran Bretaña y por el norte en el continente había lindado con los pueblos germanos que lo habían atacado en forma casi permanente desde hacía siglos, sufrió cambios y los  más sutiles fueron aquellos en el campo de las opiniones, los valores, las maneras de pensar y las aspiraciones, 

                  Laocoonte y sus hijos ( escultura de Agesandro de Rodas y Atenodoro de Rodas)             

La energía creadora que había caracterizado la época de inicio de Roma cuando de República se convirtió en Imperio se extinguió luego del derrumbe, y esto se pudo ver en el cansancio en los hombres, en la pérdida de interés en la creación y en el dejar de valorarla. En la  conformidad indolente, los ideales de placer apuntando a ganancias y ventajas sólo materiales, en el egoísmo y la energía dedicada al ocio y a la diversión no creativa.  

Pero, de a poco,  se inició una nueva actitud intelectual ante el mundo,  ya no de lucha altiva, o actitud de guerra como lo fue en el mundo clásico, sino una actitud mental espiritual sólida y agresiva a la vez, convencida de tener una misión. 

Una mentalidad que seguramente sirvió a Europa cuando tuvo que hacer frente a las invasiones musulmanas en el siglo VIII d.C., a las normandas entre los siglos IX y XI d.C., a la peste negra en 1348 que mató a aproximadamente a 25 millones de personas.

Hubo cambios que afectaron al sujeto en forma específica en relación al manejo y la concepción de la privacidad, de la intimidad y de la interioridad, pero en lo relativo a la exigencia de visibilidad destacamos que esa nota es la del actual mundo, y que por el contrario fue en un todo opuesto. 

La mirada en esa época engendró fenómenos en relación al pudor, la vergüenza y el miedo.


                                                Lucas Cranach el viejo. Adán y Eva ( 1520-1525)

En la parte europea occidental del Imperio Romano fue donde surgió lo nuevo, que se tradujo en una nueva actitud ante la vida.  Se trató de algo distinto y esencialmente original, y sus elementos pueden empezar a distinguirse en el siglo IV d.C. y algunos de ellos aún antes. 

A finales del Imperio la llama helénica se aplacó. La ciencia perdió su vitalidad y se rompió su antigua unión con la filosofía.  Había nuevas necesidades que enfrentar, en ese momento los intelectuales a través de la filosofía concertaron una nueva alianza, esta vez con la teología. Esto significó que a partir de entonces la vida intelectual sería guiada por la Iglesia.

                                      Basílica de San Vital, Rávena
Un factor a tener muy en cuenta fue la aparición de la Iglesia cristiana. Ella le debió mucho a la organización del estado romano,y viceversa ( recordemos que la Iglesia luego de haber sido perseguida al comienzo de la era, pasó a ser religión del estado en el siglo 4 por Decreto de Teodosio, luego de la previa conversión de Constantino en el mismo siglo) 

La batalla de Puente Milvio constituye un importante punto de inflexión en la historia del cristianismo, ya que los historiadores cristianos de esta época y posteriores, influidos por la narración de Eusebio de Cesarea, atribuyeron la victoria de Constantino a una intervención divina, en la que supuestamente el emperador vio en el cielo una cruz con la leyenda, "por este signo vencerás", lo cual le despertó esa supuesta tendencia al cristianismo, motivo por el cual el cristianismo fue legalizado como religión del imperio. 

Frente a los cambios aludidos, los pensadores y escritores de la tradición patrística - los padres de la iglesia - confiaron plenamente en el carácter apremiante de lo que les concernía, y sintieron que debían escribir para explicar o responder a la desazón que sentían las personas. No fue tiempo perdido. Ocuparon un lugar en la evolución de los procesos de pensamiento del hombre occidental, a pesar de que hubo mucha discusión árida e inútil y que muchos lo hicieron por motivos políticos o inclusive económicos.

Por eso es de destacar que las discusiones teológicas desarrollaron un método de pensamiento agudo, buceador y lógico. Ese fue su aporte importante.

Los padres de la iglesia, Mario Victorino, Juan Escoto Erigena, Isidoro de Sevilla, Boecio, y en particular San Agustin se esforzaron con éxito por reorganizar los modelos ideológicos y adaptar el conocimiento y las realizaciones intelectuales de la época clásica, tal cual se conservaban, a los nuevos objetivos de la vida humana, en la que la preocupación esencial de los hombre cultos era ahora la SALVACIÓN.

Hablaron sobre la relación existente entre la fe y la razón, llegando a la conclusión de que  son complementarias, y  fuentes válidas de conocimiento verdadero. Afirmaron que la mente es consciente de sí misma, o que duda, adelantándose así a Descartes. Les preocupó el camino hacia la certeza y la interioridad.

San Agustín (nacido a mediados del siglo 4to d. C., en lo que hoy es Argelia, y muerto 430 d.C,Hipona,también Argelia ) por lo que se lo conoce como Agustín de Hipona, fue el primero que vió lo que estaba muerto, sin espíritu y vacío de sentido, y luego de esto se entregó a concebir , perfeccionar y divulgar valores más adecuados a la nueva época, reconoció lo que estaba aún vivo y lo que estaba naciendo.

Han habido pocos como él en esto. Ahora había apatía y no el espíritu inicial de empuje y creación en lo que había sido el imperio romano.

En sus obras: Las Confesiones y La ciudad de Dios se puede apreciar que su maestría radicó en el reconocimiento de que para su generación y las futuras, las voces de los clásicos sólo servirían para usarse, eligiendo lo que consideraba valioso y podía ser adaptado a las nuevas condiciones.

Agustín tomó la concepción platónica sobre la existencia del mundo inteligible para ubicar a Dios y su trascendencia. A diferencia de Platón el cristianismo defendía que Dios había creado al mundo de la nada y no que era materia eterna. Tomó de la doctrina de Plotino que las Ideas son pensamientos de Dios. 

De los pitagóricos tomó el dualismo antropológico expresando que los hombres estamos formados por dos principios: el alma inmaterial e inmortal, y el cuerpo material y mortal.


Agustín siguió a Platón al despreciar el conocimiento sensorial y al situar las Ideas como causa y modelo de la realidad que alcanzan el máximo nivel del conocimiento. Según esto es Dios quien nos aporta el criterio de la Verdad.

Para San Agustín,  el alma es una porción de Dios, y  nos dice que ahí , en nuestro interior, encontraremos el fundamento del saber, el conocimiento y la verdad.

                                                "La Virgen Velada", Raffaelo Monti, 1845  

Esta afirmación representa un grado de introspección totalmente desconocido en el mundo antiguo, y la palabra clave es INTIMIDAD, porque pone su acento en el hombre, en su interioridad, en el encontrarse a si mismo y de ese modo, por supuesto, encontrar a Dios.

Por eso, concluye, el fin propio del ser humano no es otro que el de tratar de descubrir a Dios.

La concepción agustiniana sobre la existencia de los dos mundos, la inmortalidad y purificación del alma, y la vida eterna tuvieron influencia sobre toda la Edad Media hasta la llegada de Tomás de Aquino.

Creó una ideología, afirmando que la fe consiste en creer lo que no vemos.

Esto es completamente opuesto a nuestra época, de la civilización transparente en que hay idólatría de la imagen.y la fotografía es el culto que se le rinde.

Este culto a la imagen, también lleva a que sólo creo en lo que veo. Hay fé, o creencia en lo visible, algo que puede ser trágico, porque contiene un negacionismo en potencia.  Sólo creo en lo que veo. 

 San Agustín propone la recompensa de creer en lo que no vemos será ver lo que creemos.  Comenzó un mundo basado en las creencias, la religión,  los dogmas, donde todo lo que Dios crea es bueno y el mal carece de identidad siendo fruto indeseable de la libertad del hombre.

El mundo fue considerado un espacio cerrado,  “una cadena consigo mismo” al que uno conocía a partir del establecimiento de semejanzas. La naturaleza fue vista como un juego de signos y semejanzas, encerrada en sí misma, entendida a través de la categoría de microcosmos.

Fue  una concepción en la que se vió al mundo cubierto de signos que eran necesarios de ser descifrados, porque lo que veíamos era el reverso de lo invisible, y para llegar a ello sólo se podría hacer a partir o a través del lenguaje.

                                   

                           Van der Veyden, Virgen de la Anunciación, 1440              


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