(De un resplandor que no fuera parte cualquiera de la nada II)
Nota de Héctor Mauas
“Ed é subito sera”.
“Ognuno sta solo sul cuore della terra
traffito da un raggio di sole:
ed é subito sera.”. Salvatore Quasimodo.
“Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
atravesado por un rayo de sol:
y de pronto anochece.”
Este rayo de sol no atraviesa al Hombre en general. No se habla aquí del hombre como miembro de una especie de la que forma parte y en la que se pierde como un otro cualquiera.
Atraviesa sólo al hombre solo, y lo atraviesa en la precisa medida en que está solo.
No siempre y no necesariamente, este hombre, que está solo, podría albergar a cada uno de los hombres, en su carácter de “ognuno” y no como totalidad.
Este rayo de sol no pertenece al universo de la física, no refracta según las leyes de la óptica. No se inscribe en el saber universal acerca de la luz.
Luz expulsada del paraíso, luz caída.
No está ya sujeta al régimen sucesivo de los días y las noches.
Es luz que habita en la palabra. En cada palabra se refracta, y resplandece, y al mismo tiempo se repliega en las sombras y atraviesa al ser hablante.
Es luz parasitada, luz corrompida por las lenguas, que le infunden, cada una, matices, detalles.
Ya no existe sinonimia.
El Heráclito de Borges señala que no se bebe dos veces del mismo río, porque el cambiante río es el hombre que bebe.
En la Sicilia de Salvatore Quasimodo cada quien está solo, y sólo cada quien, está “…traffito da un raggio di sole”.
En las innumerables Sicilias del oráculo nos está destinado un espejo.
De pronto, luz mediterránea, refulgencia que detalladamente, parte a parte y en pedazos que ya no recobrarán lo que antes fueron, nos arroja a lo nunca visto del extraño que aún no somos.
Y de pronto anochece (el no ser no tiene duración, resplandece apenas porque sí).
https://www.youtube.com/watch?v=CE2oyU3fBP8
Germaine Krull, "Escaleras", fotografía
Kersting, "Espejo"
Toulouse Lautrec, "Mujer desnuda frente al espejo"
Desconocido
Edgar Degas, "Mujer joven frente al espejo"
Francoise de Felice, pintura
Francoise de Felice, pintura
Francoise de Felice, pintura
William Orpen, "El espejo"
“Es como si cada época se definiera, ante todo, por lo que ve y hace ver, y por lo que dice y hace decir”. En: El saber: Curso sobre Foucault. Gilles Deleuze, Cactus, Buenos Aires, 2013
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domingo, 5 de julio de 2015
jueves, 2 de julio de 2015
UN RESPLANDOR QUE NO FUERA PARTE CUALQUIERA DE LA NADA
Nota De Héctor Mauas
“La luz se propaga en línea recta, sin duda, pero se refracta, se difunde, inunda, llena.” (Jacques Lacan, “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.”).
“Del rigor en la ciencia”
Borges, J.L.; “El hacedor”; 1960.
“…En aquel Imperio, el arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.
Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.”
“Suárez Miranda: Viaje de varones prudentes, Libro cuarto,
Cap.XLV, Lérida, 1658.”
1) DE UN RIGOR QUE DESTERRASE TODA MÁSCARA.
En el párrafo transcripto, el uso de mayúsculas no obedece a ningún criterio claramente determinable.
Puede sospecharse que se trata sólo de uno de los innumerables protocolos habituales en los Imperios; sin impedimento puede suponerse también que se trata simplemente de usos tipográficos, extraños hoy, pero comunes en la Lérida de aquel entonces.
En manos de Borges el copista que hizo del equívoco una llave, resulta verosímil pensar que esas letras son un recurso gráfico cuyo destino no consiste en destacar el evidente carácter ficticio del texto citado. Por el contrario, señalan, en la máscara, siempre verdadera (la palabra que miente y la pintura que deforma no dejan por eso de ser palabra y pintura), la persistencia de vagos caprichos que ningún rigor alcanza a ocultar ni aún por vía del agotamiento enumerativo.
El uso de mayúsculas, cierta morosidad en el tono imperial, entonces, elevan aquí la potencia de lo nimio: detalles que hacen visibles las grietas a las que un enunciado, siempre apetente de sentido, es ciego y por sí mismo no puede formular.
Mapear punto por punto no hará sino extender el Mapa. La lengua no se habla sino en lengua.
2) FICCIÓN VERDADERA.
Por otro lado, en el texto, ruinas “habitadas por animales y Mendigos” señalan un anudamiento con el precedente “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, (1941), que finaliza así: “…La cosas se duplican en Tlön; propenden asimismo a borrarse y a perder los detalles cuando las olvida la gente. Es clásico el ejemplo de un umbral que perduró mientras lo visitaba un mendigo y que se perdió de vista a su muerte. A veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro.”
Mendigos y animales son ajenos a toda arquitectura, destinada, con el tiempo, a formar parte de las ruinas y perderse. Son ajenos, también, a lo que está siempre a la espera de capturar un huésped; no habitan sitio alguno, ni le pertenecen: su presencia en cualquier lugar es azarosa. Son ajenos.
La exterioridad y contingencia de mendigos y pájaros, más que la Vanidad de todo cuanto se hace, muestran el disparate y la pompa de las que ningún discurso se puede deshacer. Están allí, en el lienzo o el relato; detalles que sostienen al resto que yace ruinosamente colgado de un conjunto en el que todo se pierde.
Mendigos, pájaros, caballos, ¿qué hacen aquí, siempre a punto de partir, de salirse de la escena?
Una palabra que no se apaga en el curso de una frase, una frase que no se integra completamente en un escrito, una narración atópica respecto a un conjunto llamado literatura, permanecen vivas en la resonancia de la que se sostiene lo demás, hasta que sean ya del Otro, o del olvido, que es lo mismo.
Ficticio es el tomo XXVI de la ficticia The Anglo-American Cyclopaedia que reveló la existencia de Tlön. Ficticios también son Suárez Miranda y su obra.
Tras el Mapa, despedazadas Ruinas del Mapa es lo que hay.
Tras las Ruinas del Mapa, hay desorden del que es imposible hacer el mapa.
Abandonar la ficción, salir de la Caverna, es lo real en la ambición de todo Mapa.
3) NO HAY RIGOR. A VECES, SIN EMBARGO…
Allí, detrás, no hay rigor, no hay orden, ni proporción. Hay leyes y determinación absolutamente despojados.Y eso mismo y sólo eso es formular.
La luz se propaga, sin duda, en línea recta, y así será hasta el fin de los tiempos.
A veces, se refracta en un fragmento cualquiera del polvo de la nada inagotable.
Entonces la luz, en ese mismo instante, sin causa, resplandece.
“La luz se propaga en línea recta, sin duda, pero se refracta, se difunde, inunda, llena.” (Jacques Lacan, “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.”).
“Del rigor en la ciencia”
Borges, J.L.; “El hacedor”; 1960.
“…En aquel Imperio, el arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.
Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.”
“Suárez Miranda: Viaje de varones prudentes, Libro cuarto,
Cap.XLV, Lérida, 1658.”
1) DE UN RIGOR QUE DESTERRASE TODA MÁSCARA.
En el párrafo transcripto, el uso de mayúsculas no obedece a ningún criterio claramente determinable.
Puede sospecharse que se trata sólo de uno de los innumerables protocolos habituales en los Imperios; sin impedimento puede suponerse también que se trata simplemente de usos tipográficos, extraños hoy, pero comunes en la Lérida de aquel entonces.
En manos de Borges el copista que hizo del equívoco una llave, resulta verosímil pensar que esas letras son un recurso gráfico cuyo destino no consiste en destacar el evidente carácter ficticio del texto citado. Por el contrario, señalan, en la máscara, siempre verdadera (la palabra que miente y la pintura que deforma no dejan por eso de ser palabra y pintura), la persistencia de vagos caprichos que ningún rigor alcanza a ocultar ni aún por vía del agotamiento enumerativo.
El uso de mayúsculas, cierta morosidad en el tono imperial, entonces, elevan aquí la potencia de lo nimio: detalles que hacen visibles las grietas a las que un enunciado, siempre apetente de sentido, es ciego y por sí mismo no puede formular.
Mapear punto por punto no hará sino extender el Mapa. La lengua no se habla sino en lengua.
2) FICCIÓN VERDADERA.
Por otro lado, en el texto, ruinas “habitadas por animales y Mendigos” señalan un anudamiento con el precedente “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, (1941), que finaliza así: “…La cosas se duplican en Tlön; propenden asimismo a borrarse y a perder los detalles cuando las olvida la gente. Es clásico el ejemplo de un umbral que perduró mientras lo visitaba un mendigo y que se perdió de vista a su muerte. A veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro.”
Mendigos y animales son ajenos a toda arquitectura, destinada, con el tiempo, a formar parte de las ruinas y perderse. Son ajenos, también, a lo que está siempre a la espera de capturar un huésped; no habitan sitio alguno, ni le pertenecen: su presencia en cualquier lugar es azarosa. Son ajenos.
La exterioridad y contingencia de mendigos y pájaros, más que la Vanidad de todo cuanto se hace, muestran el disparate y la pompa de las que ningún discurso se puede deshacer. Están allí, en el lienzo o el relato; detalles que sostienen al resto que yace ruinosamente colgado de un conjunto en el que todo se pierde.
Mendigos, pájaros, caballos, ¿qué hacen aquí, siempre a punto de partir, de salirse de la escena?
Una palabra que no se apaga en el curso de una frase, una frase que no se integra completamente en un escrito, una narración atópica respecto a un conjunto llamado literatura, permanecen vivas en la resonancia de la que se sostiene lo demás, hasta que sean ya del Otro, o del olvido, que es lo mismo.
Ficticio es el tomo XXVI de la ficticia The Anglo-American Cyclopaedia que reveló la existencia de Tlön. Ficticios también son Suárez Miranda y su obra.
Tras el Mapa, despedazadas Ruinas del Mapa es lo que hay.
Tras las Ruinas del Mapa, hay desorden del que es imposible hacer el mapa.
Abandonar la ficción, salir de la Caverna, es lo real en la ambición de todo Mapa.
3) NO HAY RIGOR. A VECES, SIN EMBARGO…
Allí, detrás, no hay rigor, no hay orden, ni proporción. Hay leyes y determinación absolutamente despojados.Y eso mismo y sólo eso es formular.
La luz se propaga, sin duda, en línea recta, y así será hasta el fin de los tiempos.
A veces, se refracta en un fragmento cualquiera del polvo de la nada inagotable.
Entonces la luz, en ese mismo instante, sin causa, resplandece.
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