Mostrando entradas con la etiqueta G. Desinclusión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta G. Desinclusión. Mostrar todas las entradas

domingo, 22 de noviembre de 2015

ISLAS Y LA TENTACIÓN DE QUEMAR LAS NAVES

A fines siglo XIX, Macedonio Fernández, junto al padre de Borges, Julio Molina y Vedia, Carlos Muscari y otros...se instalaron en una isla con la idea de crear una Comunidad anarquista ......Hicieron lo que muchos han hecho a lo largo de la historia, haber buscado una isla para escaparse, como si fueran naúfragos de la sociedad.

"...Emancipémonos de los imposibles, de todo lo que buscamos y creemos a veces que no hay, y peor aún, que no puede haber..." - Macedonio Fernández

Cronista de una sociedad perdida, a la que uno volvería, crónica de un lugar perdido al que se trata de rescatar...
Es la fuerza de la ilusión.

"...El corazón, partido, no nos pertenece. De a pedazos se nos escapa. Nos es infiel. ¿No es esto acaso la pasión?
La errancia que no es sin objeto no lleva a sitio alguno ni sirve para nada, excepto para permanecer al abrigo de la tentación de quemar las naves..."  Nota completa de Héctor Mauas en: https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=456904084469715&id=294422914051167

Paul Gauguin

Paul Gauguin

Joseph M. Turner




domingo, 24 de mayo de 2015

SINE IRA ET STUDIO

Presentación de un texto por Héctor Mauas.
En la cercanía de festejos locales, propongo un ejercicio mínimo.
En primer lugar, leer el artículo de Gil Caroz, que logra aquí enunciar su reflexión según el tono antiadmonitorio que le conviene.
Después de leerlo y de escuchar lo que se deja oír en su lectura, revisar, por ejemplo, las muertes que la idea de patria ha aceptado como sacrificio en los múltiples altares que le han elevado todos y cada uno de los amos de turno.
Ubicarse al abrigo de la tendencia al sacrificio a los dioses oscuros. Ni ser ni pertenecer nunca del todo a nada ni a nadie.
Y mucho menos a uno mismo, ese al que todos tomamos muy en serio y al que peligrosamente estamos dispuestos a sacrificarle tanto.
Mejor lo dijo Groucho Marx y sin quitarse de la boca su travieso cigarro: “Nunca pertenecería a un club que me admitiera como socio.”
“Reír de lo sagrado”, por Gil Caroz
ENE 14, 2015POR REDACTOR-FMAEN ANÁLISIS
Libertad de expresión. Apenas se profiere la fórmula, sus límites saltan a la vista. Si las opiniones en relación a la libertad de palabra de Dieudonné son compartidas, son pocos los que hoy defenderían el derecho que algunos se dieron, en ciertos medios israelíes, de calificar a Yitzhak Rabin de traidor y de asesino en el momento en que quería concretar los acuerdos de Oslo. Sin duda, estas voces abrieron la vía a su asesinato. El ideal de una libertad de expresión empujada al universal esconde mal su objeto. Al día siguiente de los acontecimientos Charlie e Hiper cacher representando a lo real tan de cerca, retomamos nuestros bisturíes psicoanalíticos para intentar iluminar lo que hay bajo el velo de la ilusión lírica (1) .
Recordemos la indicación de Lacan en el Seminario V: “No hay agudeza en el espacio abstracto” (2). El caso es, dice Jacques-Alain Miller, que para que haya agudeza, hace falta que el otro pueda comprenderte y para hacerlo debe ser de la parroquia… Hay que compartir con él referencias comunes, una lengua común, un lazo social. No es universal (3).
Nos preguntamos si tal como será traducido en francés el último libro de David Grossman, Un caballo entra en un bar, el humor que lo atraviesa pertenece a la parroquia -modo de hablar, por supuesto- israelí. La novela se organiza alrededor de un espectáculo Dov Grinshtein (Dovalé Gi), un stand-upista talentoso cuyo ingenio es increíble y no respeta ninguna vaca sagrada. Incluso aborda la Shoá sin los ritos de precaución habituales, a partir de su historia familiar. “El Dr.Mengele, dice, hizo investigaciones sobre mi familia, o bien sobre partes de mi familia: algunos huesos, brazos y fémures. Nosotros suscitamos el interés de este hombre refinado e introvertido… Podemos decir que fue, a su modo, nuestro médico de familia. Piensen en ello. Era un hombre muy ocupado. Veníamos de toda Europa para verlo. Las personas trepaban unas sobre los otras en los trenes para llegar a su casa y, a pesar de todo, él encontraba tiempo para recibir a cada uno personalmente, incluso se negaba a que se consultara a algún otro para tener una segunda opinión. No había otro que él, para una corta conversación y luego izquierda, derecha, izquierda, izquierda, izquierda, izquierda…” (4). Las bromas se suceden así con crudeza, a veces con obscenidad, poniendo por delante un cuerpo desnudo, mutilado, vuelto pornográfico, agredido. El lazo social es ridiculizado, decepcionado, golpeado con traición, crimen, increencia. El público es agredido, burlado y, luego, seducido, con el fin de mantenerlo en la sala.
Esta práctica consistente en hacer agudezas sobre la Shoá no es nueva. Está ahí desde hace muchos años, en círculos íntimos de manera más o menos discreta y, ahora, en internet. Ella no está excluida de la “parroquia”, incluso si se encuentra en sus “bordes” porque obedece al principio planteado por Freud según el cual las historias judías están a la altura de la agudeza en cuanto están hechas por los mismos judíos mientras que “las historias sobre ellos de otro origen casi nunca superan el nivel del chascarrillo la irrisión brutal” (5). Y Freud añade que la agudeza sirve como mediación en relación a la pulsión: “La persona halla estorbadas la crítica o agresión directas, que solo mediante rodeos le resultan posibles” (6). Podemos deducir de ello que la agudeza y la risa son un medio para protegerse de lo real, abordándolo.
Así, este reírse de lo sagrado, estas agudezas escandalosas en relación a la Shoá se presentan como una alternativa a los ritos practicados según el modo del automaton desde la fundación del Estado de Israel. Una vez por año, en el momento del día de la Shóa (Yon Ha-Shoah), las ceremonias, las imágenes, los testimonios desfilan y son ampliamente difundidos, pero en un momento dado la dimensión repetitiva deja de percutir. Al contrario, la risa de lo sagrado va al encuentro de este real bajo la modalidad de la tyché, es decir, jamás dos veces del mismo modo, porque una agudeza se produce bajo el signo de la primera vez. Ella es ineficaz en la repetición de lo mismo. Como resultado, y a distinción del rito, la risa no da impresión de una rutina repetitiva que desliza sobre lo real.
Si el principio de la novela de Grossman da a pensar que pone en escena a Dovalé Gi para denunciar un modo de discurso social un poco obsceno, a medida que el espectáculo avanza una ternura se desliza en el lector hacia el drama personal del personaje, que se lee a través de esta fiesta de fórmulas terribles pero bien dichas. Este monólogo conduce a los oyentes, paso a paso, a una representación de lo real apenas soportable. Son numerosos los que abandonan la sala. Dovalé Gi fuerza sus declaraciones hasta los límites de lo que puede ser soportado por esta comunidad que comparte las mismas referencias y, de este modo, nos permite tocar con el dedo estas fronteras.
Pero Dovalé está lejos de ser una persona obscena. Más bien está inmerso en una realidad dura que hay que soportar. Desde su nacimiento su vida es golpeada por eso que los enemigos del género humano dejaron detrás suyo, en un lugar donde lo real está siempre próximo. Una vez que se entiende esto, la novela de D. Grossman deviene una mirada benévola relativa a estos herederos de la cultura de las historias judías, la cultura del Witz por excelencia que, en un país “que devora a sus habitantes” (7), practica la risa de lo sagrado para tratar un real, su real y no el de ningún otro. Reír de lo sagrado es una manera de ponerse al abrigo de la tendencia al sacrificio a los Dioses oscuros. Los ritos no absorben esta tendencia. Por el contrario, no hacen más que alimentarla.
El psicoanálisis, escribe J.-A. Miller, es la única experiencia donde es lícito decirlo todo. es lo que la vuelve, según sus propias palabras, explosiva (8). En la sesión analítica, el sujeto avanza hacia su real sin ninguna otra mediación que la palabra y sin la amenaza de un juicio a partir de un ideal universal. Esta puesta en evidencia del goce es una experiencia explosiva, un poco como la risa de lo sagrado, pero se hace en un marco íntimo.
Notas
1. “La ilusión lírica”, publicada en este mismo número de Lacan Quotidien 354.
2. Lacan, Jacques: El Seminario, libro V: Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires: Paidós, 1999, p. 12.
3. Miller, Jacques-Alain. Las formaciones del inconsciente. El seminario de lectura del libro V de Jacques Lacan.Barcelona: ECFB, 1998, pp. 21-22.
4. Grossman, D: Un cheval entre dans un bar (hebreo). Ha-Siffrya Ha-Hadasha, 2014, p. 77.
5. Freud, Sigmund: “El chiste y su relación con lo inconciente”. En: Obras Completas, vol. VIII. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1986, p. 136.
6. Ibidem.
7. Antiguo Testamento, “Libro de los Números”, capítulo 13, versículo 32
8. Miller, J.-A. “El retorno de lo blasfemo”. En: Lacan Quotidien 352, 11.1.1915.
Goya
Peter Paul Rubens, "Saturno devorando un hijo"
William Hogarth, "The Bench"
Georges Grosz,"Eclipse de sol"
Otto Dix, Autorretrato, "Portando un casco de artillero"
Otto Dix, "Retrato de guerra"
Robert Ferri, "Requiem"













NACIONALISTAS Y FUNDAMENTALISTAS (el Uno sale a la caza de fisuras).

Nota de Héctor Mauas
En el cuento “El Sur” (de Borges), Dahlmann, el extranjero, es anunciadamente señalado para morir.
Con su presencia azarosa, inmotivada mejor dicho –y brutalmente real por eso mismo-, Dahlmann asume un semblante que espeja a los lugareños, “originales”, con su propia irrealidad.
Su presencia mínima, intrascendente, ubica a todos y a cada quien en un mismo escenario montado en la exaltación de naderías locales.
Esto acaso explica por qué los nacionalistas profesionales no pueden perdonar a ningún Borges, ni a nadie que se atreva a la infidelidad, o a la risa.
Tampoco han podido matarlo –a Borges, hasta hoy-.
¿Cómo asesinar a un ser de ficción, cuya alegre inexistencia es causa de que la nostalgia patriótica, religiosa, u otra cualquiera, quede convertida en una obra de teatro, sobreactuada y repleta de disfrazados ?
En su polémica con Jung, Freud, -que en verdad vivió siempre en el exilio, separado del discurso unificante de los amos- tozudamente no cedió en su concepto de libido (sexual, ineducable) en favor del “interés” jungiano, más correcto, ecuménico-europeo. Con su lógica de hierro, se limitó a señalar que se comienza por ceder en las palabras para luego ceder en todo lo demás.
Hoy, apenas unos años más tarde, los higienistas evalúan la pertenencia adaptativa de cada quien, según los criterios ministeriales. El ciudadano debe identificarse al ideal de las relaciones sociales. El número hace ley.
En cuanto a creencias e increencias, los heraldos de la Identidad, los servidores del Uno de turno – Uno, Dios único y único Dios, que siempre exige sometimiento y por lo tanto no perdona la irreverencia-, van a por los semblantes y los cuerpos hasta que nada vivo quede.
Ryohei Hase, "Their feelings"
Ryohei Hase
Ryohei Hase
Ryohei Hase, "Cannot prevent it"
Ryohei Hase, "Desintegración y libertad"
Ryohei Hase
Ryohei Hase, "Melancolía"
Ryohei Hase
Ryohei Hase, "Their feelings"
"Una noche en la opera", Los Hermanos Marx










domingo, 30 de noviembre de 2014

Desinclusión.



La pintura que se ve, de Suárez, se titula “Exclusión”.
¿Acaso allí adentro está el cielo que nos tienen prometido ?

Inversa de la escena. El mismo hombre ya incluído en el otro lado del vagón, ahora ubicado frente a las puertas. El viento no lo despeina, ni hay espanto en la cara normalizada.
Mira al espectador, nos mira. Ya es feliz.

El cielo de unos es el infierno de otros.
Gracias a Borges y a Bioy por el “Libro del Cielo y del Infierno”.

Nota de Héctor Mauas