viernes, 2 de octubre de 2020

PRIVACIDAD 2


MOMENTO ACTUAL ( primera parte)

Nota de Noemí Pilar Molinero


ÚNICA SABIDURIA, poema pequeño de Silvina Ocampo dice: 

Lo único que sabemos

es lo que nos sorprende:

que todo pasa, como

si no hubiera pasado.

En todas las épocas hay cambios, que obviamente, afectan al sujeto pero podríamos decir que la nota actual es que estos cambios lo afectan  en forma específica en relación al manejo y la concepción de la privacidad, de la intimidad, de la interioridad, convertidas además en exigencia de visibilidad de todo, en todo y para todos. (1)

Lo relacionado a la privacidad, la interioridad, la intimidad está ligado directamente a la mirada y la distancia.

Siguiendo a Sartre, veremos cómo ha sido considerada la mirada. 

En su obra El Ser y la nada,  dentro del capítulo dedicado a ‘La existencia del prójimo’,  se lee que “la mirada es del orden de emergencia del sujeto”. Porque soy mirado me constituyo como tal, sujeto dependiente de la mirada. Mirada que, por otra parte, engendra fenómenos en relación al pudor, la vergüenza, el prestigio , el miedo, y también en relación a mi conciencia del prójimo.

La esencia de la percepción del hombre como persona y no como objeto, está en  la relación de mi conciencia con la del prójimo, y en esto vemos que la distancia ocupa un lugar de importancia, porque la mirada ajena, la del prójimo, niega las distancias propias del sujeto, desenvuelve sus propias distancias. La mirada ajena, equivale entonces, a una presencia sin distancia, de tal modo, que el sujeto experimenta la presencia sin distancia del prójimo.

Captar una mirada de otro, tomar conciencia de ser mirado, hace tomar conciencia de ser vulnerable, de tener un cuerpo capaz de ser herido, de ocupar un lugar.  Esa mirada ajena no respeta nuestras distancias sino que desarrolla las propias y  entonces su presencia es sentida sin distancia, respecto de nosotros.

Según Sartre tengo conciencia concreta y cotidiana de mi relación con el prójimo, porque a cada instante soy mirado.

En relación a esto, aparece la vergüenza.

La vergüenza es el reconocimiento de ser objeto que otro mira y juzga. Es el sentimiento de reconocerse en ese ser dependiente del otro. Soy mirado. 

“La vergüenza, dice Sartre, es el sentimiento de caída original, pero cuando dice caída original no se refiere al pecado original, al haber cometido una falta sino a sentir que estoy caído en el mundo, en medio de las cosas y de necesitar de los otros para ser lo que soy. 

Estamos en el comienzo de una nueva era, que llamaremos Hipermodernidad, siguiendo nuevamente a Wajcman. (2)

El espíritu de nuestra época está motorizado por la voluntad de ver, ver todo y ver todo de todo. 

Somos mirados, y vemos además. No sabemos a veces que es lo que vemos y sufrimos las consecuencias de causas que se nos escapan. 

Ya hace casi 100 años Walter Benjamin, escribía “La humanidad de antaño, con Homero, había sido objeto de contemplación para los dioses olímpicos, ahora ha pasado a serlo para sí misma”.

Pero, esa contemplación de antaño suponía una mirada desinteresada, la de hoy es una mirada interesada, intrusiva, una mirada que se ha introducido en un lugar o reunión sin derecho o autorización.

Esta mirada de la ciencia que todo lo ve  orienta también nuestros destinos, como lo hacía la de los dioses antiguos, y la dirige a su antojo desde el cielo a través del sitio Google Earth. 

Estamos en un mundo sin escondite, un mundo transparente, de punta a punta, creado por la ciencia y la técnica, en el que las cámaras de video vigilancia no cesan nunca y nos han dado una sociedad vigilante.



(1)Gerard Wajcman, El Ojo Absoluto . 

(2)  Escritor y psicoanalista francés, profesor en el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad París VIII y Director además del Centro de Estudios de Historia y de Teoría de la Mirada.

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