Alvar Nuñez Cabeza de Vaca señaló tempranamente como un error la despoblación de Buenos Aires.
Las circunstancias habían cambiado y las nuevas corrientes encarnadas en el Virrey del Perú y la Audiencia de Charcas, remachaban en sus correspondencias con el monarca sobre la necesidad de repoblar la costa del estuario.
Juan de Garay crecido en Lima cerca de lo altos círculos, recibió esas influencias y las puso en obra con tesón típicamente vascongado, su condición dominante.
Luego de iniciarse en su gobierno asunceño empezó lo preparativos para la fundación de la nueva ciudad.
Se alistaron sesenta y seis personas con sus armas, caballos y ganados, de los cuales diez solamente eran españoles y los demás nacidos en la tierra, salvo un portugués que había sido acompañante de Mendoza. Con ellos una sola mujer, Ana Díaz.
Sacerdote no pudieron obtener, pero se les unieron dos franciscanos que iban en viaje de regreso a España, y de esa manera llenaron ese requisito legal en el acto de la fundación.
La fundación se realizó el 11 de junio de 1580 como si se tratara de una nueva ciudad. Lo era, en rigor, pues no había tenido tal carácter el mísero fortín de Mendoza.
Se erigió el rollo de la justicia, se tiraron los consabidos mandobles a los cuatro puntos cardinales y se labró un acta en la cual quedaba escrito: “Estando en el puerto de Santa María de Buenos Aires, que es en la provincia del Río de la Plata (…) fundo en el dicho asiento y puerto una ciudad (….) y la dicha ciudad mando se intitule la ciudad de la Trinidad.
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