Dice el diccionario:
1. Falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida.
2. Delito cometido contra un deber público, como la patria para los ciudadanos o la disciplina para los militares.
Para no quedar capturados de inmediato por el peso que tiene lo que se escucha –para no reaccionar, en automático- póngase la palabra en relación a otras, por el camino de la diacronía y la sincronía, por ejemplo y para empezar.
En este caso, la falta en relación a la palabra dada. ¿Una promesa ?
¿La traición es estar en falta, en déficit? ¿Con respecto a qué? ¿Respecto a qué ideal, que se supone completo, se está en déficit?
La traición consiste en defraudar –a familia, amigos, grupo étnico, religión, u otro conjunto de pertenencia, por acción u omisión-, haciendo una diferencia frente a lo prescripto, aunque fuera mínima. Cuando se acusa a alguien de traidor, se da comienzo al juicio con fiscales y defensores.
La esperada coincidencia con el grupo del cual se lo considera parte, no es exacta, no hay igualdad punto a punto. El conjunto de partida no es igual al conjunto de llegada: algo ocurrió en el camino, algo varió, algo se perdió, como en la traducción. Traduttore, tradittore.
Siempre hay, además, algún nombre sagrado en juego, encarnado en algún líder, la estampita intocable del momento.
Traición es palabra que implica un código, un orden, jerarquía, fatalmente en uso por creyentes, militares, militantes, disciplinados. Traición es palabra de amos, y de esclavos, que siempre creen que el amo, es “su” amo, el propio, el cercano, el nacional.
En una nota anterior, Héctor Mauas escribió “…Leer es inevitablemente traicionar el texto, y traicionarlo así, es un modo de permanecer en una fidelidad abierta a lo que aún no devino escritura…”
Si leer es traicionar el texto, también lo es hablar… hablar es traicionar sobre todo a “sí mismo”. Hablar, discurrir, es un intento siempre fallido de permanecer abierto a lo que aún no devino palabra.
Nadie sabe del todo lo que dice, ni lo maneja.
Frente a las publicaciones de la página de Historia, aparecen reacciones diversas. Cada uno entiende algo, algo distinto, algo que es una parte. ¿Acaso se es dueño del modo en que somos traducidos cada vez que otro nos escucha?
“…No hay texto, ni hay significado. La lectura disemina, babeliza.
Lo escrito es sin remedio arena.
¿Acaso se es el diccionario autorizado de sí mismo?
Por efecto de leer, por ser leído por lo que se lee, cada quien resulta corrompido, atomizado. Afortunadamente se es, un poco, nadie, o cualquiera –nunca del todo-.
Me tomo el atrevimiento de escribir que por momentos soy auténticamente falso….” (fragmento de nota de Héctor Mauas).
Los funcionarios de turno agitan la palabra traición. Los amos arengan, los esclavos escuchan sin distancia. La educación es la continuación del dominio por otros medios.
Algo de esto se torna audible, por ejemplo, en un fragmento de noticia de hace unos pocos años, que conserva vigencia:
El Partido A le contestó hoy a P, quien acusó a Q de ser un "vendepatria". Para el intendente W “traicionar a la patria es proteger delincuentes y prostíbulos".
La respuesta fue de un hombre de confianza de Q; W, uno de los intendentes del partido de Q dio duros conceptos sobre el magistrado.
"P se sacó la careta y muestra sin descaro su camiseta X”, dijo el intendente W e hizo referencia a los recientes dichos del Juez P, contra R, y dijo: “Vende patria es ST, que también estaba el 24 de marzo en Washington”.
En declaraciones a tal diario, señaló: “Debería opinar imparcialmente como Juez de la Corte, pero se sacó la careta y muestra que en realidad es el empleado militante en la Corte del Gobierno”.
“Traicionar a la patria es proteger delincuentes y prostíbulos, no representar al país en un viaje y defender a la gente”, disparó W. "Vendepatria es el que juró por el estatuto ", finalizó.
( “…tales acusaciones son controvertidas y disputadas…”. Unos acusan a otros).
¿Qué es la traición? Algo a lo que echa mano, rápidamente, para creer que se explica algo inesperado cuya presencia desmiente brutalmente nuestro “ser X”, ignorando que cada vez que somos, estamos traicionando otra cosa que hasta ese momento hemos sido. Devenir, dicho en términos clásicos, si nos permiten los censores
En política es inevitable, pues política es antes que nada pragmatismo.
“…la fidelidad no es mi fuerte. Nada tiene que hacer donde está involucrado el pensamiento. Un error no se convierte en verdad por aducirse que la adhesión fue sincera y prolongada. Una adhesión sólo es plena y entera si, muy reciente o muy antigua, puede ser abandonada en cualquier momento; el compromiso a permanecer en el mismo sitio pase lo que pase, conlleva la promesa de la mentira.”
“…Por eso “me determiné” a no excluir jamás la posibilidad de descubrir, en algún momento posterior, una fisura en el corazón de lo más absoluto…el pensamiento sólo es fiel a aquello que él aún no ha pensado.” (las comillas para destacar son nuestras).
Jean-Claude Milner; Introducción a “La arrogancia del presente”;2009
Friedrich Nietzche, en alguno de sus “Póstumos”, para burlarse de las convicciones que suelen tenerse por lo más noble del discurso, introdujo lo que podemos llamar la genealogía de las convicciones. Más o menos dijo que nadie abandona sus convicciones por vía de la discusión con otro, porque lo que se llama convicciones no fue adquirido pensando,...Las convicciones son lógicamente anteriores al pensamiento: lo determinan.
Se agradece la conversación previa con Héctor Mauas.
Tiziano, "Venus y Adonis" |
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