(segunda parte)
La infancia, en esta época, era muy corta, tanto para varones como para niñas, debido a las condiciones generales de vida. Muchas veces la infancia era interrumpida por la muerte.
La educación mixta estaba muy restringida, sobre todo en los medios favorecidos. Había un especial énfasis en persuadir a la niña sobre que es diferente, no sólo por lo que hace, sino también por lo que es y lo que debe ser.
En la aristrocracia se encierra a la niñita en el gineceo, en donde harán trabajos “femeninos” o en el monasterio hasta que se casa.
Si esto último ocurre antes de la pubertad, se la suele enviar a la familia de su novio en espera de la consumación.
En las capas más modestas se casan a las niñas ya no tan jóvenes.
Tanto entre campesinos como artesanos, los hijos son prontamente asociados a la actividad de los adultos.
Esto presupone que hay una separación menos rigurosa de los sexos en el momento del aprendizaje, y por lo tanto es lícito suponer que la célula familiar conserva su cohesión, su calor durante más tiempo que en las capas altas, siendo las relaciones, entre los miembros de las familias, menos distantes.
¿Son amados los niños?
Muchas veces el amor paterno o materno puede estar obstaculizado por el nivel de vida. Si la miseria material y psicológica es demasiado grave, tal vez, cantar una canción de cuna sea en extremo difícil.
Los hijos pequeños suelen compartir el destino de sus madres. En las capas menos modestas de la sociedad medieval, son excepcionalmente amamantados por su madre, siendo confiados a nodrizas de las que apenas una cuarta parte están instaladas en casa de sus patronos.
O sea, en general, los niños pequeños pasan sus primeros años lejos de sus padres para reintegrarse al hogar, si han sobrevivido, al cabo de 18 meses.
Tienen sus cunas, muy sencillas, que raramente están colocadas en las alcobas maternas.
En los ambientes campesinos, populares, la mortalidad es considerable, como consecuencia de las pestes, y sobre todo a partir del siglo XV el infanticidio y los abandonos se vuelven numerosos. En especial si el sexo del recién nacido es femenino.
En la aristocracia cuando el niño ya se desplaza por sí mismo, es cuando comienza a ocupar un puesto en la existencia privada familiar.
Tienen acceso a una cama, que suele compartir con sus hermanos o con alguno de sus padres. Se los cuida y mima, se les acuna con canciones. Tienen un rincón de juguetes: caballos de balanceo, tambores, pájaros de madera. También suelen tener vestuario variado, abundante, colorido y hasta con botones de plata.
En el caso de las capas más modestas, sólo visten túnicas sencillas y alguna bata de casa, en lana muy común.
La existencia de juguetes es muy rara.
Comienzan muy pronto a participar de tareas, las niñas colocadas como criadas, o a hacer recados, y también deben cocinar, lavar, preparar las camas y hasta hacer el pan.
Los varones se suelen desempeñar como recaderos durante la niñez. Luego pueden ingresar como pajes, en las cortes o con mayor frecuencia en las tropas de condottieri. Pero aquí ya nos hallamos fuera de la infancia.
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Aprile, Torre del Águila, Castillo del Buonconsiglio, Trento |
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