miércoles, 29 de abril de 2015

NIÑEZ ¿Lactancia materna o nodrizas?

“¿Quieres que yo vaya y llame una nodriza de entre las hebreas para que te críe este niño?”. “Ve”, le contestó la hija de Faraón.
Fue, pues, la joven y llamó a la madre del niño. Y la hija de Faraón le dijo: “Toma este niño y críamelo que yo te pagaré”.
La Biblia. Éxodo 2: 7-9 (siglo IX a.C.)
En la cultura espartana clásica existían leyes que obligaban a todas las mujeres a amamantar a sus hijos, fuese cuál fuese su clase social.
A pesar de esta realidad, hay referencias antiquísimas acerca del sistema de amas de cría, como es el caso de dos códigos babilónicos de las culturas paleo-semíticas de la antigua Mesopotamia en que se estipula el pago debido a la nodriza, y se pueden encontrar hasta diez referencias en nueve libros diferentes de la Biblia judeocristiana y una en el Nuevo Testamento sobre las amas de cría.
Las nodrizas eran muy comunes en la Grecia clásica, siendo preferidas a las propias madres por Platón (427-347 a.C.), y a las mejores se las tenía en gran consideración; Aristóteles (384-322 a.C.) en su Historia Animalium se interesa por la lactancia y describe métodos para determinar si la leche de una mujer es apta para el lactante.
La mayoría de mujeres nobles del Imperio romano recurrían a nodrizas para amamantar a sus hijos. Pese a ello, la consideración de una buena madre en la Roma Imperial era aquella que amamantaba a sus hijos.
A partir del siglo VII podemos encontrar referencias al sistema de amas de cría hasta en tres suras distintos del Corán, y en España en las Partidas de Alfonso X el Sabio (1221-1284) se recogen las condiciones que deben reunir las nodrizas reales.
En la Francia de los siglos XIII al XIX las mujeres de las clases acomodadas no amamantan a sus hijos, haciéndolo por medio de nodrizas, leches de diversos animales y preparados de cereales.
En Florencia, hacia 1300, se extiende la costumbre de enviar a los niños de las clases noble y media urbanas con una balia o nodriza al campo durante un promedio de 2 años.
La lactancia mercenaria se extiende de tal manera durante el Renacimiento en Europa, pero sobre todo en Francia e Italia, que la mayoría de las mujeres amamantaban a más de una criatura a la vez: la suya propia y la dejada a su cuidado.
En Francia, lo que en el XVI era una práctica exclusiva de la aristocracia, se extiende en el XVII a la burguesía y alcanza en el XVIII a las clases populares: unas y otras mujeres dependen de la leche de pago, las de clase social baja para poder trabajar y las de clase alta para atender sus numerosas obligaciones sociales.
En ese siglo se desarrollan disposiciones para proteger a los niños amamantados por nodrizas y garantizar la remuneración de las mismas y en 1769 se crea en París el Bureau des Nourrices, dependiente del gobierno constituyendo una próspera industria que persiste hasta finales del siglo XIX.
En Inglaterra, en 1700, menos del 50% de niños eran criados a pecho por sus madres y existe una precisa denominación en inglés para nodrizas que lactan (wet nurse) y para las que no (dry nurse).
En el siglo XIX en Rusia, a excepción de la nobleza, que sigue las costumbres francesas, la mayoría de niños son amamantados por sus madres. También en Norteamérica y desde el siglo XVII, la mayoría de mujeres lactaban a sus hijos, no siendo frecuente el sistema de crianza por nodriza, mientras que en Alemania todavía en el siglo XIX era generalizado el empleo de amas de cría y raro que una madre cuidase por sí misma a sus hijos.
A partir de 1890, el desarrollo de diversas mejoras en la fabricación y conservación de leche artificial va desplazando poco a poco este sistema de crianza. Los descubrimientos de Louis Pasteur(1822-1895) contribuyen a la desaparición de la lactancia mercenaria a partir de 1900, si bien el modelo persistió aisladamente mucho tiempo después: el primer banco de leche humana data de 1910 en Boston.
Toda una serie de creencias populares y erróneas teorías, muchas de ellas sustentadas por los mismos médicos que apoyaban la lactancia materna, además de una serie de factores socioeconómicos y religiosos, modas y estilos de vida, contribuyeron a un rechazo de la lactancia materna entre las clases medias y altas de muchos países de la Europa de los siglos XV a XIX.
• Hipócrates (s. V a.C.) afirma que la leche del pecho es una modificación de la sangre menstrual del útero, que llega allí mediante conexiones internas entre ambos órganos. Esta idea subsiste sin que nadie la ponga en duda hasta bien entrado elsiglo XVII. La noción de indecencia, impureza o indecoro de la menstruación, sustentada en varias culturas por las grandes religiones monoteístas, es mantenida hasta bien entrado el siglo XX por la llamada Medicina Pastoral.
• Desde Sorano de Efeso (s. II d.C.) existe la creencia de que la lactancia debilita a las madres y puede ser peligrosa para su salud, especialmente el primer mes.
• Durante los siglos XVI a XVIII, el canon de belleza imperante exige a las mujeres unos pechos pequeños y un poco moderado sobrepeso, ambos hechos reñidos con la práctica de lactancia. La moda dominante de vestidos muy ajustados, poco prácticos para acceder al pecho y los corsés ceñidísimos que, desde la infancia, aplastaban el pecho, deformando el pezón, no contribuían a mejorar la situación.
• El alto índice de mortalidad infantil de la época lleva a la necesidad en las familias de conseguir un número elevado de vástagos de los que sólo sobrevivirá un pequeño porcentaje que asegurará la economía familiar y la transmisión del apellido. Era conocido en la época cómo la lactancia materna aumentaba el intervalo entre los embarazos, disminuyendo por tanto el número de hijos posibles.
• La ambigüedad del discurso sea médico, científico o meramente el emitido por la “autoridad” del momento que, tras reconocer casi unánimemente que la lactancia por la propia madre es lo preferible, describe toda una retahíla de circunstancias de índole física, social, sexual o de pura conveniencia que lleva a prohibirla y recomendar un ama de cría, convirtiéndose el médico en el garante de la adquisición de una buena nodriza.
Todos estos factores contribuyen a crear una baja opinión social del amamantamiento, al que se le considera indigno, vergonzoso, propio de clases inferiores o de animales.
De esta manera, en la Europa de los siglos XVIII y XIX se pone de moda la lactancia mercenaria por medio de nodrizas o madres de leche, siendo las mujeres del pueblo llano las únicas que amamantan a sus hijos y, mediante transacción económica, a los hijos de las clases acomodadas.
Fragmento extraido de: ”Lactancia Materna: Guía para profesionales“. Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP). 2004












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