viernes, 3 de abril de 2015

HOMBRES Y MUJERES III SOBREDOSIS.

Nota de Héctor Mauas
“…(el sexo) Lo democratizaron, es un hecho. Se lo pretende democratizar cada vez más, lo que sin duda significa eliminarlo en forma de sobredosis publicitaria o pornográfica.”. Ph.Sollers; “El sexo de la Ilustración”; en “Discurso perfecto”; 2010.

Una dosis de “lo sublime” agrega valor a la mercancía, y, además, oculta, o vela (palabra más elegante) la irreductible tosquedad de la materia, -vil, grosera-.
Cada época aporta su eslabón a la construcción en cadena de lo sublime, y cada época establece reglas para gozar del consumo de los bienes celestiales que produce.
La época actual es de variado catálogo.
Lo sublime de hoy es abierto, tolerante. La tolerancia es sublime.
Cuando los comensales se han hartado de lo ultraactual, siempre se puede recurrir a los clásicos, que no empachan.
Nunca es inactual la creencia en el Amor y en la Libertad, universales.
Esta creencia es la religión que nos hace iguales. Debe ser reafirmada, sutilizada, ampliada para todo viviente y en todo sitio.
La soberanía erótica ha sido impuesta, pero, en los tiempos de la plusvalía que derrotó a la esclavitud, es necesario presentarla como una conquista para mejor venderla. Es un bien.
Es un extraño bien al que no se puede renunciar.
La revolución crea y vende modernidad. Exige desprenderse de los atavismos.
En la concepción de Sartre, la modernidad, -Los Tiempos Modernos-, nos ubica como “…condenados a la libertad”.
Por lo tanto, somos convocados a elegir según los dictados de “nuestra” conciencia y sus ideales (democráticos, correctos), y no según las singularidades del gusto.
El gusto, el sabor, -siempre sospechoso, inmanejable, poco dado a las sutilezas-, resiste a la santa y sublime educación.
Amar ya no está prohibido. Hurra ! El totalitarismo según Lacan: lo que no está prohibido, es obligatorio.
Rápidamente se abren las puertas del ecuménico totalitarismo afectivo.
Philippe Sollers, reaccionario, rescata la frescura del Eros que respira en la clandestinidad.
“En un libro sobre las ventanas, busqué definir las condiciones de posibilidad de ese núcleo subjetivo que llaman lo íntimo.” Gerard Wacjman; “Gerard”; 2008.
Algo del gusto, libertino, persiste en cada quien.
Si habla, balbucea, habla trabado, habla con palabras enlazadas a los cuerpos.
Palabras atrevidas que en la penumbra rozan, apenas, con la punta de los dedos.
PIntura de Malcolm Liepke

Guillermo Roux, "Las palabras"

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