martes, 10 de noviembre de 2020

LOS SABORES DEL TIEMPO* EN EL AMOR, DESEO y CUERPO








Los primeros versos de Voy a apagar la luz, bolero de Armando Manzanero, dicen: 
Voy a apagar la luz para pensar en ti,
Y así dejar volar a mi imaginación.
Ahí donde todo lo puedo, donde no hay imposibles.
Que me importa, vivir de ilusiones si así soy feliz.
Podríamos decir que en estos pocos versos esta resumido lo que es el amor romántico.

Cómo podemos saber cómo ocurre el despertar al sexo? No hay una respuesta universal. Sabemos que es algo singular y también sabemos que los jóvenes lo han ido viviendo a lo largo del tiempo de distinta manera porque las pasiones se fueron transformando.
No existe una respuesta universal sobre cómo ocurre el despertar al sexo. Sabemos que es algo singular, y también sabemos que los jóvenes han vivido a lo largo del tiempo de distinta manera su sexualidad, ya que las pasiones se han ido transformando. 

Por ejemplo en la antiguedad, a la que podemos dividir en tres momentos, el primero en Atenas, en el siglo V antes de cristo, sabemos que el matrimonio y el amor no iban unidos, se celebraba un contratoa entre el padre de la novia y el novio, y la novia no tenía ni voz ni voto, además de ser portadora de una dote de la que ella tampoco podía disponer libremente.  Luego en un segundo momento, durante el helenismo, siglos 3 y4 , siempre antes de cristo, la mujer empezó a tener un poco mas de poder e independencia respecto del padrey también respecto del uso de la dote, había aún distancia entre ambos cónyuges, pero será recién en el tercer momento, durante el imperio romano a comienzos de nuestra era, en que el matrimonio y el amor estuvieron unidos, ya que se celebraron  contratos entre dos partes, sin presencia paterna.
A la antigüedad podemos dividirla en tres momentos, en Atenas del siglo V antes de cristo,  en que el matrimonio y el amor no iban unidos. Se celebraba un contrato entre el padre de la novia, que ejercía poder sobre ella y su dote, y el novio. Segundo momento,  durante el helenismo en los siglos III y IV siempre antes de cristo, en que la mujer comenzó a tener un poco más de poder e independencia respecto del padre y también respecto del uso de la dote, y finalmente un tercer momento ,en la época de comienzos de la era, durante el  imperio romano, cuando Augusto gobernaba, en que llegó a haber un contrato entre dos partes por igual, sin mediar la presencia paterna. Fue así que el amor estuvo cada vez más unido a la idea del matrimonio. 
En la literatura de la época se observan los signos tradicionales de la pasión amorosa, como los que aparecen en el bolero de Manzanero,  la descripción de imágenes que obsesionan por la noche frente a la ausencia del ser amado, o  la búsqueda del objeto perdido. Apareció la poesía sobre el amor conyugal en la que el matrimonio representó la fusión de dos destinos en una pasión. Ya no estuvo ligado exclusivamente a lo económico, entonces el matrimonio, sino al modo de relación de los dos amantes. Las distancias se acortaron.
El amo y el ama de la casa tuvieron ambos obligaciones por igual, aunque no fueron las mismas.
 Aparecieron el amo y el ama de la casa, y se leyó sobre el matrimonio, en la poesía sobre el amor conyugal al matrimonio, como la fusión de dos destinos en una pasión,. 
El matrimonio ya no estuvo ligado exclusivamente a lo económico, sino al modo de relación de los dos copartícipes.  Ambos tuvieron obligaciones por igual, aunque no fueron las mismas.

Se ha afirmado sin embargo que la invención del amor en su forma de pasión eternamente insatisfecha nació en la edad Media. Es el caso de los caballeros que iban a las cruzadas y se enamoraban de alguna dama a la que nunca habían encontrado e iban  en su busca, en una suerte de viaje hacia un objeto nunca visto, como ocurrió con Jaufré Rudel, señor de Blaye y su objeto de amor Odierna, condesa de Trípoli en Siria, o su hija Meslisenda.
 
Recién cuando él murió, la dama fue avisada de la existencia de este amante atormentado y corrió a su lecho de muerte llegando a tiempo de darle un castísimo beso antes de que expirara. 
A esto se lo llamó amor cortés.  Fue una erótica fundada en la sublimación de la dama.


Más adelante, a fines del siglo XVIII, la cuestión del casamiento con el elegido del corazón fue uno de los grandes temas de la vida privada. O sea nuevamente aparece el matrimonio ligado al amor.
En lo que en ese momento era el virreinato del Rio de la plata, el obispo Azamor y Ramirez, reivindicó el amor como punto de partida para el matrimonio.
Y el fiscal de la audiencia de Charcas, se pronunció en contra de la oposición de los padres por capricho o conveniencia económica.
 
Pero por otro lado una Pragmática Sanción de esos mismos años 1780, vigorizó la autoridad paterna para evitar que la sociedad estamental  se quebrara por matrimonios diferentes. En esa misma  epoca entonces convivieron pasado y presente-futuro. Tensión que siempre tejió los hilos de la Historia.
A pesar de que para desafiar la autoridad paterna fue algo corriente mantener relaciones carnales haciendo inminente la llegada de un hijo, como hicieron juan manuel de rosas y encarnacion ezcurra, hubo quienes recurrieron a las pragmáticas sanciones para defender sus derechos, y ese fue  el caso de Mariquita Sanchez y Martín Thompson su primo. 
Como  ella se había negado a casarse con el propuesto por sus padres, había sido enviada al convento.
Pero se beneficiaron de otra Pragmática Sanción. La  de 1803, que daba autoridad al virrey para permitir los casamientos impedidos por los padres de los novios. Y de esa manera, el virrey Sobremonte, en funciones en ese momento, y simpatizante de dicha Sanción, facilitó que se iniciara juicio contra la madre de Mariquita, resolviendose a favor de los novios.

En la obra de teatro “El si de las niñas” de Fernández de Moratín , estrenada en 1805,  aparecía la idea de que la libre decisión de los novios en los enlaces era tenida en cuenta, Es muy probable que haya sido inspirada en el caso de Mariquita y Martín.

Ellos, al afirmarse en sí mismos, sin el recurso de la autoridad familiar,  fueron reflejo de lo que ocurría en la región, en el campo de la política.

Había aires independentistas que, desde el Consulado, a través de su secretario Manuel Belgrano, se manifestaban en la  búsqueda de autonomía económica.
A comienzos del siglo XIX el espíritu de independencia y autonomía estuvo muy presente en el Río de la Plata en todos los campos de la vida social.

Más adelante, a fines de ese mismo siglo, siglo 19, hablar de la sexualidad pasó a ser algo escandaloso. La época se caracterizó por falta de información, secretos, pudor,vergüenza, y autoridad encarnada en los padres y en la escuela.

En nuestro momento actual, siglo 21,no abundan los grandes ideales. El cuerpo es ahora, el que ha pasado a ser objeto de pasión, e imprime un nuevo modo en la vida sexual de los jóvenes.
La adolescencia ha dejado de ser una etapa para ser un estado idealizado , un estado final. 
La ley del padre ha perdido peso frente al avance de la ciencia, que lo ha reducido a lo meramente biológico.
El padre como autoridad también ha perdido lugar frente a la ley del mercado, que trae consigo el imperativo del goce. 
Los jóvenes se presentan  empujados a gozar y también desorientados. 
Se podría afirmar que se trata de  transformar al cuerpo en una maquina de gozar y detentar el goce.
Por otro lado, la exigencia de estar siempre “conectado” favorece, en la adolescencia, una nueva forma de intercambio amoroso. El vínculo se caracteriza por una urgencia extrema en la conexión con el otro, y no se tolera la espera de la respuesta, porque esa espera es equiparada a la falta de amor. 
La conexión con el ser amado debe ser continua para asegurarse su presencia permanente. No importa el contenido sino su manifestación, que es lo que cobra valor y en cuanto la demanda es satisfecha, se desvanece. Los mensajes listos para disfrutar adolescen de fragilidad simbólica. La repetición reitera el encuentro con un goce imperativo,  marca una exigencia sin límites,  las distancias se acortan, todo ha de ser rápido y fluido en el siglo 21.





*Título tomado de nota de Héctor Mauas, en El otro lado de la noche, Azul Francia Editorial, Buenos Aires, 2020, pp.77


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