jueves, 13 de octubre de 2016

BUENOS AIRES, RELIGIOSA

La Catedral
“…En el aire fino, mañanero, de abril, avanza oscilando por la plaza Mayor la pompa fúnebre del quinto Virrey del Río de la Plata (…) el Marqués de Casa Hermosa suspira y menea la cabeza. Se alisa la blanca peluca y tercia la capa porque la brisa se empieza e enfriar.
Ya suenan sus pasos en la Catedral…”
(Manuel Mujica Láinez, “El ilustre amor”, 1797, en “Misteriosa Buenos Aires”)
Leonie Mathis
Luego de varios intentos fallidos, en 1671 se inauguró una nueva construcción de la Catedral.
Con el andar del tiempo fue necesario demoler una vez más la iglesia, a la que un temporal le había destruido en parte la torre. Nuevamente tuvo que reconstruírsela, y la fachada con sus torres, terminada en 1727, fue atribuida a dos arquitectos jesuitas Blanqui y Prímoli.
Carlos Enrique Pellegrini
En la noche del 23 de mayo de 1752 se desplomó, otra vez, parte de la construcción, y al día siguiente casi toda la Catedral, excepto el frente.
Después de este último derrumbe se inició inmediatamente la obra de una nueva, la misma que conocemos en nuestros días.

Pero los contratiempos de nuestra Iglesia Mayor no habían terminado aún. En 1770 hubo que hacer de nuevo la cúpula, pues la erigida anteriormente presentaba defectos de construcción.
En 1778 fueron demolidos el viejo pórtico y las torres, por no avenirse con las nuevas proporciones del templo. A pesar de faltarle en 1791 toda la fachada, fue habilitada para los servicios religiosos el 25 de marzo de ese año. La obra permaneció durante mucho tiempo inconclusa, por dificultades de orden económico, hasta que en 1821 el gobierno de Martín Rodríguez y su ministro Rivadavia dispusieron la terminación, que sólo se logró en 1852.

Carlos Enrique Pellegrini, 1830
En 1822 se le añadió el frente neoclásico que aún ostenta, el cual no concuerda con el resto del edificio. Es una creencia errónea muy difundida que la columnata responde a una copia de los planos de la Magdalena de París, traídos por Rivadavia. Esto es inverosímil, pues las columnas de la Catedral se hicieron en 1822 y las de la Magdalena en 1842, veinte años más tarde. Los planos del peristilo se deben al ingeniero Próspero Catelin, quien probablemente imitó en parte el Palais Bourbon de París. El dibujante francés Pierre Benoit fue el encargado de terminar los relieves de la fachada.






El frontispicio triangular que remata la parte exterior del templo, y que representa el encuentro de Jacob con su hijo José, tiene su leyenda. Se decía que el bajo relieve había sido hecho por un preso, a quien se le indultó por su artístico trabajo, lo cual es inexacto. Hay motivos para suponer que fue realizado por el escultor J. Dubourdieu.
El piso se construyó de acuerdo con una orden que diera durante su gobierno Juan Manuel de Rosas, y el interior fue decorado por el pintor Francisco Parisi en estilo Renacimiento italiano.


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