domingo, 30 de agosto de 2015

"LOS CRIOLLOS NO SOMOS EMPANADAS"

Humillación y violencia

El 21 de septiembre de 1839 José de San Martín escribió:
"Tu conoces mis sentimientos y por consiguiente yo no puedo aprobar la conducta del general Rosas cuando veo una persecusión general contra los hombres más honrados de nuestro país; por otra parte el asesinato del doctor Maza me convence de que el gobernador de Buenos Aires no se apoya sino en la violencia. A pesar de esto, yo no aprobaré jamás el que ningún hijo del país se una a una nación extranjera para humillar a su patria" - carta a Gregorio Gomez (1)

Carlos Alonso

Carlos Alonso

Anónimo, Peineton de carey con la esfigie de Rosas ( 1832-37)

Carlos Alonso, "El matadero"

Mauricio Macri

José de San Martín (Joven)

Juan Manuel de Rosas (Monvoisin)




Años después, luego de observar la actitud de Rosas ante el bloqueo francés de 1838-1840, San Martín dispuso en la claúsula tercera de su testamento escrito "de su puño y letra" el 23 de enero de 1844:
"El sable que me ha acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será entregado al general de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de satisfacción de ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tratan de humillarla"

Sable corvo

José de San Martín (Mayor)

Richard Adams, "Vista de Buenos Aires" (1832)

Leonie Matthis

Leonie Matthis, La pulperia de Salomon

Leonie Matthis

Carlos Morel, "Combate de caballería en la época de Rosas" 
Plaza de Mayo en 1982


Luego del combate de la Vuelta de Obligado - acaecido el 20 de noviembre de 1845- cuando los criollos enfrentaron a la escuadra anglo-francesa, escribió en una carta a Rosas: "Ahora los gringos sabrán que los criollos no somos empanadas que se comen así nomás sin ningún trabajo".
(1) Gregorio Gomez fue amigo desde su llegada a América en 1812. "Goyo" estaba vinculado a la masonería desde 1805, había sido uno de los "chisperos" de la Legión Infernal, y había sido enviado por la Primera Junta a Chile para llevar la noticia de la Revolución de Mayo.
Era uno de los pocos hombres, fuera de sus parientes cercanos, con quien San Martín se tuteaba.




Texto de referencia: Felipe Pigna, "La voz del gran jefe", Editorial Planeta, 2014


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