“..!Oh, incompetencia! Nunca mis sueños saben engendrar la apetecida fiera. Aparece el tigre, eso sí, pero disecado o endeble, o con impuras variaciones de forma, o de un tamaño inadmisible, o harto fugaz, o tirando a perro o a pájaro.” (Borges, “Dreamtigers”)
“Signos de sangre escribieron en el camino que ellos recorrieron, y su tontería enseñaba que con sangre se demuestra la verdad.
Mas la sangre es el peor testigo de la verdad; la sangre envenena incluso la doctrina más pura, convirtiéndola en ilusión y odio de los corazones.
Y si alguien atraviesa una hoguera por demostrar su doctrina -¿qué demuestra eso?-…”
(Fragmento de “Los sacerdotes”; en “Así habló Zaratustra”; Friedrich Nietzsche).
Derramar brusca sangre, formuló Borges, es el sencillo sueño de tigre que habita en todo puñal.
La lección del maestro llega más lejos.
Ser llamado El Tigre, -del mundo, del barrio, de su mísera casa-, es el sueño del hombre que derrama sangre, siempre poca, nunca a la altura de su anhelo.
El puñal en su mano, -sueña el hombre-, hará consistente a la palabra que sale de su boca. De hierro será entonces la palabra que profiere para reinar, en el barrio, en el mundo, -Su Mundo-, y tal vez incluso en su mísera casa.
El puñal, en su mano, hará puñal de la palabra que sale de su boca. La palabra será Su Palabra, ahora tan propia y tan suya como es suyo el Puñal.
Esa palabra, -la misma que, ajena, se adueña de las bocas y traiciona a los hablantes-, es la palabra que se sueña nunca superflua, nunca tonta.
Minuciosamente se sueña férrea palabra de tigre, de rugido y mirada perfecta, inescrutable, palabra causante de mudos terrores y de todo cuanto no se ha logrado infundir en nadie nunca.
Pero, ah , incompetencia! –sigue la fórmula, de Borges por supuesto-.
Los agujeros que se rellenan con sangre, siguen siendo agujeros.
La tontería defendida a costa de sangre -propia o ajena- es tontería feroz.
La sangre no demuestra nada, excepto la pertinaz existencia endeble de lo que hay.
Hay lo que hay. No hay nunca una nada perfecta, sino apenas la incompleta nada del soñante.
Aplíquese esta pequeña lógica obtenida por cruzamiento entre Borges y Nietzsche al estudio de otras varias especies, -capítulo de Grandes Ideales- del siempre inacabado Manual de Zoología Fantástica.
Por ejemplo, la Patria, el Credo, el Origen, los Antepasados, los Libros Sagrados, los Himnos, la Historia.
John Fitzgerald, "La materia prima de los sueños"
Otto Dix, óleo
David Ho, pinntura
Kent Williams, pintura
Kent Williams, detalle
Ryohei Hase, pintura
Zsolt Bodoni, "Fundamentos de ideología"
Otto Dix, "La nueva visión"
Oscar Kokoschka, "El reparto de Europa"
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