1. Tres Minués Argentinos
“Los abrazos”, de A. Alcorta (1842-1902); “Minué en Fa Mayor”, de J.P. Esnaola (1808-1878); “Figarillo”, de J. B. Alberdi (1810-1884
Primera Entrada
Hemos escuchado Tres Minués Argentinos “Los abrazos”, de Amancio Alcorta (1842-1902); “Minué en Fa Mayor”, de Juan Pedro Esnaola (1808-1878); y “Figarillo”, de Juan Bautista Alberdi (1810-1884) (interpretados por el Cuarteto de Amigos, integrado por Gustavo Mulé y Javiera Gonzalez, violines, Carla Regio viola y Siro Bellisomi violoncello.
El minué, que en época de Rosas se había bailado como minué montonero, conocido como el federal en Buenos Aires, se venía danzando en el Río de la Plata durante todo el siglo 18 y a pesar de los cambios políticos luego de 1810 y de las ideas románticas que llegaron de París se mantuvo vigente hasta pasado el medio siglo, no sólo en Buenos Aires, sino en todo lo que fue alguna vez el virreinato.
…
Quisiera comenzar hoy aquí con unos versos extraídos del poema Heráclito de Jorge Luis Borges, que dicen así:
Siente
Con el asombro de un horror sagrado
Que él también es un río y una fuga…
Me pareció apropiado para un club de navegantes de un río, como es el nuestro…
Estamos hoy aquí en el Yacht Club Argentino, dentro del ciclo Música e Historia en los Palacios de Buenos Aires, en su quinta temporada. Ciclo que se inició con el deseo de recrear lo que fue la atmósfera original de la audición y la interpretación de obras del clasicismo y del romanticismo.
El nombre de música de cámara viene de las pequeñas habitaciones llamadas cámaras en las que ensayaban pequeños grupos de músicos durante la Edad Media y el Renacimiento. esas A habitaciones, no muy grandes, se les llamaba cámaras.
En el siglo XVII, los soberanos europeos dispusieron en sus palacios de una serie de estancias, las cámaras, reservadas a su uso particular. Con frecuencia reunían en ellas a los músicos de la corte, dando así origen a lo que terminaría en llamarse música de cámara.
Esta música, inicialmente, había sido escrita para aficionados, y se ejecutaba como diversión en la intimidad. Y poco a poco, comenzó a difundirse en pequeñas salas de concierto, y en las casas de la gente que contaba con tiempo y recursos para el ocio.
Dentro de los muros de los burgos, en una suerte de encierro, se fueron desarrollando así estas prácticas instrumentales a las que accedía la naciente burguesía.
En nuestro país, fue a comienzos de siglo XIX, en las tertulias, -vieja costumbre española-, o como se les llamó más adelante, en los recibos donde tuvo lugar el encuentro entre las élites y la música de salón. Se bailaba música europea; se escuchaban clavicordios, pianos y arpas.
En cambio entre las clases populares uno de los instrumentos que se destacó fue la guitarra. Se la escuchó en pulperías, rasgada o apenas punteada, y en ocasiones acompañada de palabra, más dicha que cantada: las payadas.
Hacia el período de la Constitución Nacional, en 1853, y coincidiendo con la llegada de miles de inmigrantes desde diversos sitios de Europa y Medio Oriente, se desarrolló el gusto por la ópera y por la música vocal e instrumental de cámara.
La música de cámara se distingue porque
. cada músico toca una parte diferente
. y no hay director: entonces los músicos deben estar situados de manera que puedan mirarse entre sí, para lograr una mejor coordinación.
A continuación escucharemos nuevamente al Cuarteto de Amigos en la interpretación de Cuarteto N° 1 Op. 20, de Alberto Ginastera , IV Mov. Allegramente Rustico
Segunda entrada
El cuarteto que acabamos de escuchar es de 1948 y fue estrenado al año siguiente en la Asociación Wagneriana de Buenos Aires. Es justamente a partir de este cuarteto cuando el lenguaje de tipo nacionalista de Ginastera inicia un camino hacia otras rutas, y fue con este cuarteto que logró mucho éxito en los Estados Unidos, país que estuvo ligado a su producción a través de numerosos encargos y testigo, por lo tanto, de sus mayores triunfos internacionales.
Lo que aquí nos reúne es la música y tal vez sea lícito preguntarse si pertenece a un universo sonoro en el que se crean narraciones sin argumentos
Lo que sí sabemos es que cuando se la escucha uno suele entregarse a sus fraseos, al ritmo, al tono, como si fueran la confirmación de algo que ya se sabía.
Sin embargo, debe haber una iniciación en la música que se va a escuchar, para poder seguirla.
Así como en la escucha de la música uno goza particularmente cuando reconoce, yo estoy segura que les gustará recordar conmigo algo que tenga que ver con la historia de este lugar, porque ¿qué les puedo decir que ustedes no sepan? …
Comenzaré entonces recordando que aquí todo comenzó alrededor de Hortensio Aguirre Anchorena, el dueño del cuter Ariel, y sus amigos, a los que más tarde se les unieron los ingleses de la Boating society cuando un temporal les destruyó sus barcos y debieron disolverse como tal.
Y fue así que a mediados de 1882 se fundó el Yacht Club Argentino, justo un poquito antes de que Buenos Aires tuviera su primer intendente, don Torcuato de Alvear. Aquel que fue nombrado por Roca en su primera presidencia, y que fue quién le dio un aspecto más afrancesado a la ciudad, según el gusto de la dirigencia de aquel entonces, siendo esto un reflejo de esa generación, la del 80, que trataba de dejar atrás nuestro pasado colonial.
Hacia 1880 nuestra república había tomado conciencia de la magnitud del litoral marítimo como consecuencia tal vez, de lo que fue la conquista del desierto, en 1879, que como todos sabemos fue llevada a cabo por el general Roca.
Y ese mismo año el 80, ocurrió la capitalización de BsAs, y con eso llegó la pacificación, o sea significó que habíamos salido de las interminables guerras civiles que habían azotado a la región durante todo el siglo 19. Aquellos miembros de la elite que habían estado ligados a esas guerras por años, pudieron ahora dedicarse al placer, Hortensio Aguirre Anchorena fue un buen representante de estas nuevas inquietudes, y así tuvimos nuestra propia y larga belle époque, que se extendió desde fines del siglo 19 hasta 1930, no como en Europa que fue interrumpida por la primera guerra mundial, en 1914.
Volviendo a la música es que recordamos que de acuerdo con algunos mitólogos la primera música se escuchó en las cavernas, y más adelante, el templo, la catedral y los palacios fueron atractivos justamente porque recrearon espacial y acústicamente ese primer espacio (el de las cavernas).
Claro que Claude Levy-Strauss, sostuvo y demostró que los mitos cumplen el curioso papel de tornar explicable todo aquello de cuyo origen poco y nada puede saberse.
A continuación escucharemos de Luis Gianneo, De las tres piezas criollas, Lamento quichua
3. Luis Gianneo (1897-1968) de las Tres Piezas Criollas
I-Lamento Quichua
Tercera entrada
Luis Gianneo, de quien acabamos de escuchar Lamento Quichua, fue miembro del grupo Renovación que se formó en 1929 en la sede de Amigos del Arte, que estaba en la calle Florida al 659, y que se caracterizó por valorizar en sus obras instrumentales las melodías populares y los ritmos de danza rioplatenses, pampeanos y andinos.
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Este club, como dijimos, vivió la belle époque en su máxima expresión, desde fines del siglo 19 hasta 1930, porque ahí se produjo un corte que fue una crisis económica reflejo de la crisis mundial de Wall Street en 1929, y que aquí culminó con un golpe de estado.
Entre 1883 y 1896 el YCA dominó el ámbito de las regatas, en las que se pasaban momentos agradables y hasta se forjaron matrimonios, con la sorpresa de que muchas mujeres se convirtieron en aficionadas a la navegación y este club, a diferencia de sus colegas, las admitió tempranamente a partir de 1896. Más adelante esta nueva actividad, accesible ahora a las mujeres, sería practicada por algunas que eran ilustres en otros campos, como por ejemplo: las hermanas Victoria y Silvina Ocampo: personalidades en las letras.
La belle epoque se vió reflejada en cosas como por ejemplo que aquí, en el club, se recibían barcos con barricas de vino traídas desde Jaen, España, importadas especialmente para tomar en el bar…
Otro ejemplo de ese modo de vida fue que se encargaban barcos en Europa, como cuando el Rose France, un barco de regata de 12 metros, fue traído en 1911 desde Inglaterra hasta Argentina por Quintín de Acevedo Machado
Una personalidad que dejó rastro en este lugar fue: Don Celesto Fernandez Blanco quien había vivido en Europa a sus 20 años y terminó teniendo sus veladas arriba con sus amigos, en lo que algunos llamaron la capilla de él y abajo estaba la capilla del Ñato Aguirre, aunque eran todos amigos.
Él fue justamente quién regaló media biblioteca e intervino en la fundación de la Yacht Racing Association. Esto quedó reportado en el Lloyds register en 1910 en donde la Argentina figuraba y este club también como autoridad nacional en el país, cosa que se mantuvo como tal durante 80 años
Celesto contaba en ese momento con solamente 21 años.
Esas primeras generaciones de comienzos de siglo 20, fueron capaces de dejarnos cosas perdurables…
La gente que transita este espacio ha sido atravesada por una tradición náutica que implica una filosofía y una forma de vida que se basa en el juego limpio, el respeto por el rival y el espíritu deportivo, lo que posibilita la práctica de principios éticos y morales de toda persona de bien.
Hay una historia en la que podremos reconocer algo de lo que acabo de mencionar. Forma parte de anécdotas que nos gustará recordar y que refiere a un objeto, que se halla abajo, en el bar comedor: una rueda de timón, de madera, grande, enorme, que es una pincelada de historia y hasta hay un tango que la evoca. El tango es: Las Nieblas del Riachuelo de Cadícamo y Cobián, y es del año 1937. Evoca aquellos barcos que no navegarán…
Se trata del British Isles, ( britiyail) una fragata, barco botado por los ingleses en 1870, barco mercante de acero, famoso para los ingleses. Hay libros sobre este barco emblemático, que era un carbonero que salía desde New Castle hasta Iquique, en la costa del Pacifico al que se llegaba por el cabo de Hornos, y una vez allí cargaba y llevaba nitrato para Europa en donde se fabricaba la pólvora. Esto ocurría desde finales del s 19 hasta ppios 20, antes de la primera guerra, obviamente. También, una vez en el Pacífico, llegaba hasta Australia empujado por los vientos alisios.
Aún habían barcos mercantes a vela. Esos barcos navegaban por rutas oceánicas de grandes vientos, …las máquinas no estaban tan evolucionadas como estarían hoy…y en realidad lo que va a marcar la desaparición de esos barcos a vela fue la apertura de los canales, me refiero al de Panamá y al de Suez….
El último que navegó como tal fue un buque alemán: Pamir,que había venido a cargar trigo en los años 50 y que se perdió en el Atlántico quedando solo 5 sobrevivientes.
El British Isles, de altos mástiles, sin máquina, cuando dejó de usarse fue consignado a Buenos Aires a la firma Dodero…llegó como chata carbonera, pero era el viejo casco …ahora rebautizado como: África. Hermoso casco, navegó por aquí durante 20 ó 30 años.
Alguien lo vio tirado por el Delta… El barco de la forma airosa en la proa terminó amarrado en un riacho del tigre, hasta que quedó varado en el rio Capitán al fondo…
Unos socios del club en la década de 1980 se arrimaron al barco, y lo treparon. Sólo quedaba la rueda del timón pintada de verde con una costra grande de esa pintura. La desarmaron y dejaron caer con sogas. La llevaron atada, la trataron y quedó la madera limpia…ese timón es lo último que queda de esa historia…el tango evoca ese timón, ese tesoro de historia al que le hace homenaje. Este ha sido un detalle propio de este club: jóvenes que ya no lo eran tanto …lo hicieron siguiendo un impulso bravío, parte de ese espíritu que surge naturalmente…de dar vida a algo que no van a dejar morir…no lo dejaron ahí. El socio que la rescató la regaló al club…
Los primeros versos del tango dicen:
Turbio fondeadero donde van a recalar
Barcos que en el muelle para siempre han de quedar
Sombras que se alargan en la noche del dolor
Náufragos del mundo que han perdido el corazón
Puentes y cordajes donde el viento viene a aullar
Barcos carboneros que jamás han de zarpar
Torvo cementerio de las naves que al morir
Sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir
Tiene un tono muy nostalgioso.
Hay otras historias, como aquella del barco de ingleses que vino y del que hay una foto en el salón de arriba (en el salón almirante Brown) y en el que las firmas de los navegantes están, y se van borrando de a poco.
Un emblema para el club, otra forma de vida, es el árbol en la entrada al edificio, que es un ceibo y parece un bonsai. El hecho es que fue podado por un jardinero japonés en los años 40…más o menos… era el único, pero todos los ceibos que hay ahora se supone que son hijos de este…por las semillitas que el viento habrá ido llevando…
Otro emblema del club son su biblioteca y hemeroteca, uno de los archivos náuticos más importantes del mundo.
Por último, algo interesante y novedoso es el trabajo que se ha hecho desde la comisión de cultura, cuya presidente es la señora Gloria del Viso, a quien le fue entregada la medalla de la Hispanidad , por fedespa: (federación de sociedades españolas de Argentina) por su trabajo cultural en la Asociación Wagneriana durante 16 años y también en el Yacht Club Argentino, comenzado en 2003.
Se han traído figuras relevantes de la música a nivel nacional e internacional, y esto se ha transformado en una cualidad distintiva de este club naútico, que en sus comienzos fue el primero en incorporar mujeres, que se distinguió por volcarse enteramente a la navegación de placer como es la vela, y también sobresalió por las regatas temerarias.
Ahora escucharemos al Cuarteto de Amigos interpretar de Luis Gianneo, de las tres piezas criollas: Criolla
Cuarta Entrada
El grupo Renovación, del que, ya dijimos, formaba parte Gianneo, estuvo influenciado por la llegada de los ballets rusos de Serguei Diaghilev.
El primer vínculo entre los Ballets Rusos y nuestro país bien pudo haber sido una joven argentina de veintitrés años que, cultivándose en París en el año 1913, presenció el estreno de La consagración de la primavera de Igor Stravinsky, con coreografía de Vaslav Nijinsky y promovido por el gran gestor cultural que fue, justamente Diaghilev.
La tradición nos cuenta que la función causó un gran escándalo y el espectáculo, que terminó marcando una ruptura en las vanguardias de ese ppio de siglo, fue denostado por la prensa especializada. En la sala del teatro de Champs-Élysées, además de nuestra compatriota se encontraba Coco Chanel, mecenas de las producciones más alternativas de entonces, también una de las creadoras más apreciadas por esa misma joven argentina de veintitrés años, que dijimos estaba en el lugar, y que era Victoria Ocampo.
Volviendo al club, en 1911, por votación de ambas cámaras del congreso se obtuvo la aprobación de un fondeadero de 30 mil metros cuadrados, y en 1914 se obtuvo también la concesión del terreno para la sede social frente al fondeadero. Fue entonces que se iniciaron las obras de construcción de este edificio diseñado, como todos sabrán, por el arquitecto y también socio: Eduardo Le Monnier, e inaugurado el 23 diciembre de 1915 con la presencia de autoridades nacionales y con una copa de champagne.
Su estilo es ecléctico y remite a rasgos del Art Nouveau, de la Secesión Vienesa y del academicismo, todo combinado con equilibro y austeridad.
Le Monnier organizó asimétricamente el conjunto a través de un cuerpo longitudinal alto, donde está ubicado el acceso principal que es el que mira a la ciudad. Este acceso tiene adosado una torre faro. Luego hay un cuerpo semicircular más bajo pero que se abre hacia el rio. O sea que de este modo, la obra presenta dos visiones diferentes de aproximación: la de la ciudad y la del río. Mas adelante en 1929 hubo una intervención hecha por el mismo Le Monnier, siempre respetando su estilo inicial, en el que su morfología remite a temáticas naúticas. Justamente hace poco el club recibió una mención referida a ser un exponente porteño del art Nouveau.
Le Corbusier que vino en 1929, señaló que lo propio de BsAs eran las casitas edificadas por artesanos italianos, casitas sencillas que reconducían a formas geométricas elementales. Y también señaló que, a diferencia de las ciudades europeas atravesadas por ríos emblemáticos, como el Tiber, el Sena, el Támesis, el Arno, el Rhin o el Danubio, Buenos Aires se había edificado de modo que a fines de la década del 20 la llegada al río era casi imposible. Este edificio escapa un poco a esta observación del célebre arquitecto suizo-francés, puesto que como notamos mira a la vez a la ciudad y al río.
En la parte superior están la biblioteca y tres habitaciones que llevan los nombres de tres históricos veleros, destinadas a hospedar a los jueces de las regatas internacionales que organiza el YCA.
El conjunto fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Edouard Le Monnier fue también autor, entre muchas otras obras, de lo que hoy es la Nunciatura Apostólica, en la Av. Alvear al 1605, que en su momento fue la residencia Fernández Anchorena.
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Escucharemos ahora música de Astor Piazzolla.
Cuando cumplió 9 años, vivía en Nueva York, y su padre le compró un bandoneón de segunda mano. Tuvo que estudiar y lo hizo a disgusto porque su pasión era el jazz y ese instrumento no parecía servir para el swing.
Cuando tuvo 32 años viajó a París, y Nadia Boulanger, su profesora de composición, luego de haber escuchado su tango Triunfal, lo convenció de que nunca abandonara esa música.
Así Piazzolla supo que lo que no era tango en él era extraño, era un otro cerebral, un otro falso...
Escucharemos al Cuarteto de Amigos interpretar: Oblivión
4.Oblivion, de Ástor Piazzolla (1921-1992)
Quinta Entrada
Vamos ahora a escuchar nuevamente a Piazzola, que fue un músico que al integrar unos pocos elementos nuevos, de esa manera modificó la sustancia misma de la estética del tango.
No se trató de rupturas, -ruidosas casi siempre- sino de articuladores, o bisagras inaudibles que lo que hicieron fue ahuecar la continuidad de lo ya existente. Fue así como lo nuevo abrió un espacio antes absolutamente inexplorado.
Además, lo novedoso consistió en que importó materiales y lenguas extrañas. La creación siempre implica una traición al pasado.
Eso fue lo que hizo Piazzola con el tango. Extrajo nuevos sonidos de instrumentos preexistentes, cuando por ejemplo tocó el bandoneón de parado -como se dice en la jerga-, y lo golpeó como si se tratase de un instrumento de percusión. O cuando al violín, lo raspó a la altura del puente.
Introdujo armonías jazzeras, otros modos de orquestar, modulaciones, todo ello inexistente en el tango tradicional ya instalado.
Piazzola hizo de su nombre un punto de no retorno.
Un poco cansado de explicarse frente a los tribunales de la historia sagrada, de su música entonces dijo que no era tango, sino música de Buenos Aires.
Sin modificar ni un solo ladrillo fundó otra ciudad, al modo en que Borges interpretó al Heráclito: si no se bebe dos veces agua del mismo río, no es porque el río corre y cambia, sino porque el hombre que baja a beber nunca es el mismo.
Es tan cierto decir que su música no es tango como cierto es decir que es tango en su más pura extrañeza recobrada.
Para finalizar esta velada escucharemos: Fuga y Misterio ejecutado por el Cuarteto de Amigos
5. Fuga y Misterio, de Ástor Piazzolla (1921-1992