viernes, 22 de mayo de 2015

NIÑEZ III

Edad Media
(primera parte)
En el siglo XV, en los primeros años de formación del pequeño la madre interviene para rodearlo de afecto y de cuidado, y sobre todo para desarrollar su misión específica: la nutrición, a través del amamantamiento.
La madre tiene también la prerrogativa tradicional de la educación moral y el control del comportamiento. Sobre todo del de las mujeres.
En las niñas, apuntarán a desarrollar sobre todo el pudor, cualidad indispensable con vistas al destino matrimonial, y otras cualidades apreciables por los futuros maridos. Mansedumbre, prudencia, ingenio, constancia, sobriedad, modestia, diligencia. Deben mantener siempre ocupadas a sus hijas mujeres y castigarlas si las ven frívolas.
En los varones vigilarán la conducta moral y religiosa mediante el único instrumento a su disposición, la fianza.
Aunque en cuestión de hijos, el padre es el protagonista principal en la obra educativa, la prerrogativa tradicional de las madres se va ampliando y llegan a la obra de corrección de los hijos, haciéndose cargo de la primera instrucción religiosa de ellos (ambos sexos) y reprimiendo pecados domésticos como blasfemias, mentiras y juramentos. Se espera de ella que haga de la casa casi un templo.
El padre, cuando elige a la mujer, busca que sea robusta, idónea para la generación y de buenas costumbres.
Los hijos pequeños comparten en buena proporción el destino de su madre. En la burguesía las criaturas son excepcionalmente amamantados por su madre. Se conf'ían los bebés a nodrizas, quienes en general no se instalan en casa de sus patronos. De cuatro niños, tres pasan sus primeros años de vida lejos de sus padres. Luego vuelven a recuperar su vida familiar.
Tienen sus cunas colocadas cerca del lecho de sus padres.
El niño es introducido en la alcoba de la madre, por poco tiempo, hasta el momento en que va con los hermanos mayores.
En el ambiente popular o campesino, la mortalidad infantil es considerable, han habido pestes en 1348-1430 que han provocado la muerte de la tercera parte de la población europea. Desde entonces y más aún a partir del siglo XV, el infanticidio por sofocación no es un fenómeno excepcional, y los abandonos se han vuelto tan numerosos como para provocar la creación de hospicios.
Los recién nacidos son demasiado frágiles, sobre todo de sexo femenino, y a veces son escasamente deseados.
Las actitudes cambian con respecto a los niños que ya pueden andar y muy pronto hablar.
En las familias acomodadas los niños son adulados y colmados de cuidados y mimos, son abrazados, y acunados con canciones. En su rincón de juguetes tienen caballos de balanceo, tamboriles y tambores, pájaros de madera o de cerámica multicolor…También suelen tener mucha ropa estos niños, vestuario variado , abundante, sólido y soberbiamente colorista y rutilante de botones de plata.
En el caso de los hijos de un peletero, no dispondrían más que de una capa y de cuatro túnicas negras, una de ellas forrada y la hija de un alguacil no tendría en su guardarropa, aparte de cuatro camisas, más que una bata de casa, todo en lana muy común.
La mención de juguetes caros es rarísima.
La educación se suavizó al filo del siglo XV, pero no son exactamente mimados…el niño disfruta por supuesto de sus juegos y juguetes, pero sin pretensiones. Cuanto más pobre es un niño, antes se acaba la despreocupación de la niñez. Encontramos a niñas de seis años u ocho, colocadas como criadas.
A medida que van creciendo muchos trabajan, sin que eso signifique que puedan vivir con más independencia.
No tienen derecho a un lecho personal. La práctica del lecho compartido es frecuente entre los pobres y en el campo. En la misma alcoba puede llegar a haber varios lechos, aunque se duerma individualmente en cada uno de ellos.
Muy raras veces consiguen tener una alcoba privada. Es allí donde adquieren el hábito de plegaria personal. Y otros recitan entre sí, en secreto esos otros salmos. Es en esas alcobas donde los jóvenes humanistas, lo mismo en la ciudad que en sus propiedades del campo, ordenan y utilizan sus libros y su escritorio.
Los hijos mayores son puestos a contribución de sus padres, llevando a cabo ciertos servicios. A los 7 años: recados, a los 13: en la cocina, lleva en su espalda los fardos del granero, por las escaleras . hacen el pan, cocinan, lavan preparan las camas, y labores de hilo, de tela y de aguja, como las hijas de caballeros. Los muchachos útiles, adquieren enseguida mas autoridad luego de haber sido recaderos durante la niñez.
Todo está bajo control de los padres, los servicios, la vida corriente y hasta la vida profesional de los jóvenes.
Anónimo.
Pieter Brueghel, "Juego de niños"(1560).
Masaccio, "Distribución de los bienes"(siglo XV).
Anónimo, Masaje al recién nacido.
Lorenzetti, "Los efectos del buen gobierno" ( detalle), siglo XIII. Las muchachas pueden danzar en sus casa o en el espacio familiar que rodea su vivienda.
Lorenzetti, "Los efectos del buen gobierno".
Benozo Gozzoli, "El cortejo de los reyes magos", siglo XV.
Anónimo, "Coronación de la virgen".
Fra Filippo Lippi, "Muerte de la virgen", detalle siglo XV.
Masaccio, ( dormitorios)
Memmo di Filippuccio, "La habitación conyugal", 1320.
Maestro del Cassone Adimare, Juego de la civetta, siglo XV (una plaza , los juegos reglamentados de los adolescentes del barrio).
Paolo Uccello, "Nacimiento de la Virgen", 1436
Gentile da Fabriano, (madre e hija)















No hay comentarios:

Publicar un comentario