miércoles, 3 de diciembre de 2014

Historia del sentido histórico en la Historia

                                                                Heródoto

“Aquí se expone lo que Heródoto de Halicarnaso ha aprendido mediante la investigación, para que el tiempo no pueda borrar el recuerdo del pasado en la memoria de los hombres…”
Heródoto, libro I

El sentido histórico es uno de los rasgos característicos de nuestra época para quienes piensan que el siglo XX demostró que comprender la Historia tiene tanta importancia para quienes la hacen como para quienes deben sobrellevarla.

Hay que prever para actuar, pues.

¿Esta idea de “sentido” nació con el pragmátismo histórico de Maquiavelo?
Para él nada sería más peligroso que un príncipe que despreciara las enseñanzas de la historia.

A principios del siglo XIX, Hegel argumentó en contra de este pragmatismo histórico, sosteniendo que cada época presentaba circunstancias peculiares.

Benedetto Croce dio un giro interesante cuando afirmó que el presente no buscaba lecciones en la historia sino la justificación de lo que se había hecho.

Nietzsche llegó a afirmar que las grandes acciones no sólo no imitan los hechos del pasado sino que sólo pueden desarrollarse en una atmósfera no histórica. Quién actúa debe olvidar el pasado para no verse paralizado por la indecisión. Él acuñó el término de monumentalidad para la Hstoria.

Se infiere que la acción grandiosa por haber ocurrido, una vez demostrada su posibilidad de ser, puede volver a ocurrir en el futuro.
Esta concepción de la historia estuvo encarnada en la juventud del siglo XIX y su mirada hacia Napoleón.
Les inspiró y dio fé en la grandeza humana y en que ellos mismos podían estar predestinados a convertirse en los Bonapartes de su tiempo.
El joven Balzac escribió al pié del retrato del emperador que tenía en su escritorio “Lo que él empezó con la espada, yo lo acabaré con la pluma”.

Factores como la teoría de Darwin y el historicismo moderno con su insistencia en la individualidad y singularidad de cada pueblo contribuyeron a que se abandonara la concepción pragmática, al estilo de Maquiavelo.
Estos dos conceptos debilitaron la idea de una naturaleza humana inmutable a través de los tiempos.
Bergson enseñó que un ser vivo que se desarrollara libremente era capaz de crear a cada instante algo nuevo.

Luego los existencialistas ( Heidegger, Sartre y Ortega y Gasset) sostuvieron la idea de hombre en un tiempo y un lugar dando espacio a la aparición del concepto de condición humana.

¿La idea que aún prevalece es la de la historia como destino trágico del que es difícil escapar, cuya comprensión sirve para conocer las fuerzas del pasado inmediato con miras a anticipar el porvernir?

¿Cuál sería la diferencia entre este sentido histórico y aquel de hace un siglo y medio?
Aquel era puramente teórico, servía para aprehender el carácter específico de cada época.
¿Hoy, en cambio, se trataría de la conciencia de la temporalidad del hombre no como individuo sino como miembro de una colectividad, en donde el presente que vivimos soporta la carga de la herencia del pasado colectivo y lleva en su seno el germen del futuro?
No existe en la actualidad, como en otras épocas, el sentimiento de gratitud hacia la Historia. Hay temor frente a la imposibilidad de dominar las fuerzas históricas, puestas en libertad por su propio dinamismo

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